Dicen que Frank Gehry no estaba muy convencido de querer participar en el proyecto del edificio que hoy es el Hotel Marqués de Riscal en Elciego (Rioja Alavesa). Entonces, se abrió para él una botella del vino de las bodegas del mismo nombre, del año de su nacimiento (1929) y, al probarlo, parece que no pudo resistirse a la oferta. Así fue como este reconocido arquitecto, responsable también del Museo Guggenheim de Bilbao, acabó aportando su particular estilo arquitectónico a la tradición de una de las regiones vitivinícolas españolas más notables. Nosotros vamos a conocer el resultado de esta fusión.
Hemos llegado. A pesar de que al bajar del coche nos entretenemos un rato admirando la fachada del hotel y haciendo fotos desde infinitos ángulos, finalmente franqueamos sus puertas y accedemos a la recepción de techos altos y amplios ventanales. Por la cantidad de luz que entra parece que seguimos fuera, al aire libre. Además, desde aquí se divisan la iglesia de Elciego con sus dos torres y algunos viñedos. Habrá que dar una vuelta entre las vides sin falta durante nuestra estancia. De momento, me fijo en la decoración de la recepción y me llaman la atención las butacas rojas de diseño de Ligne Roset. ¡Estoy deseando probarlas!
Tras el check-in subimos a
la habitación, la nº 9, que está justo sobre la recepción y da a la fachada. Al entrar impresiona esa ventana que ya conocéis de un
post anterior, de ángulos torcidos sucesivamente a un lado y a otro. Tampoco nos dejan indiferentes las lámparas modelo Cloud con ese nombre tan sugerente (Nube) y diseñadas por Frank Gehry. O la cama enorme, en primera línea, con impresionantes vistas a través del ventanal.
Sin duda el ventanal es protagonista en este espacio, pues ocupa un lugar preeminente y nos invita sutilmente a fijar nuestra mirada tanto en el entramado de titanio y metal del edificio, como en el entorno natural.
Dan ganas de quedarse en la habitación y simplemente dejar el tiempo pasar frente a la ventana, mientras el sol se esconde poco a poco y cae la noche sobre nosotros. Además, nos han obsequiado con un plato de fruta y una botella de Marqués de Riscal Tinto Reserva 2005 que fácilmente pueden incluirse en este plan.
Pero…el hotel tiene un spa de la cadena Caudalie al que se accede por una original pasarela, así que es un buen momento para relajarse un poco, tras picotear algo de fruta y guardar el vino para alguna ocasión especial.
Hay muchísimos tratamientos disponibles, por ejemplo un baño en barrica del que me imagino que tienes que salir nuevo, por los efectos de la vinoterapia. En este caso, disfrutamos de la piscina, los chorros de agua, el hammam (baño turco) y las hamacas, que tanto dentro como en el exterior están pegadas a los viñedos y situadas frente a un precioso paisaje.
El disfrute de las instalaciones mencionadas es libre para los clientes del hotel. En cuanto a los tratamientos, concretamente ese baño en barrica que tanto apetece, quedan pendientes para otra visita…
Ya por la noche decidimos disfrutar de una cena ligera en la Vinoteca o Wine Bar.
La decoración también es moderna y acogedora y esas butacas rojas a las que ya había echado un ojo en la recepción están esperándome, junto a unas mesitas bajas de Knoll.
De la comida sólo puedo decir que estaba deliciosa: un riquísimo zumo de tomate, aperitivos y raciones de los que dimos buena cuenta y un postre delicioso y típico de la región, la Tosta de Cameros (una combinación explosiva de manzana, helado, hojaldre, mmm…).
Para despedir el día pasamos un rato en la biblioteca. Decididamente los muros de formas curvas y de nuevo esas lámparas en forma de nube nos trasladan a otra realidad. ¿Y si volvemos a la habitación? Ya toca descansar…
De vuelta, nos encontramos una chocolatina de lavanda junto a la cama y la predicción del tiempo para el día siguiente. Parece que será un gran día, temperatura agradable y tiempo soleado. ¡Perfecto!
Tras una noche de descanso absoluto nos levantamos en la misma habitación. No ha sido un sueño. Seguimos aquí. Es hora de disfrutar del desayuno, que incluso podríamos haber pedido en la habitación. Sin embargo, nos apetece conocer el Bistro 1860 donde se sirve un estupendo buffet y que goza de unas inigualables vistas al pueblo de Elciego. Da gusto entrar en este espacio, una vez más repleto de objetos de diseño: Obra gráfica en las paredes a partir de bocetos de Frank Gehry, una alfombra inspirada también en un diseño suyo y sillas Panton realizadas por la firma Vitra.
Vamos en busca de la terraza y nos sentamos frente a la iglesia del pueblo. A partir de ahí el desayuno es un continuo disfrute: Frutas, queso, jamón serrano, platos calientes variados a base de huevo, un delicioso café y un riquísimo zumo de naranja natural.
Nos gusta además descubrir nuevos sabores, como el de la mermelada de garnacha, un tipo de vid. Y es que el vino vuelve una y otra vez en este hotel, ya sea a través de los viñedos, los productos alimenticios o la vinoterapia. Definitivamente, se nota que estamos en unas bodegas. Por otro lado, los sonidos que nos rodean, el de los pájaros, el de un tractor lejano en la carretera o el de las campanas de la iglesia crean una atmósfera muy especial. Mientras, aquí como en el resto del hotel, el trato del personal es muy agradable, exquisito y familiar a la vez.
El desayuno queda sin duda como una de las experiencias que más he disfrutado de esta estancia, pero una vez terminado el mismo y aunque no nos gusta la idea, es tiempo de continuar nuestra ruta y abandonar este remanso de paz, así que nos despedimos…
¡Hasta la vista! ¡Seguro que volveremos! ¿Y vosotros? ¿Os animaréis a conocer este hotel?
Más…
-Para saber más del hotel os recomiendo la visita de su página web a través de este
link.
-Si queréis conocer algunas de las sensaciones que provoca, este es vuestro
enlace.
¡Buena semana y buen viaje!
Hele dijo,
julio 18, 2010 @ 6:02 pm
jo, me encanta, en serio. Menudo hotelazo
moonriver dijo,
julio 20, 2010 @ 6:00 am
¡Vaya pedazo de hotel! Lo único malo será el precio. Me han encantado las lámaparas de la habitación en forma de nube. Son lo más. Y el spa tiene una pinta impresionante. Me alegro de que lo pasaráis tan bien.
¡Besitos!
chus dijo,
julio 20, 2010 @ 10:07 am
¡Que relajante todo!.
Con tus explicaciones nos trasladas allí muy facilmente- aunque sea de forma virtual- habrá que hacer una escapadita.
Un beso.
Begoña dijo,
julio 20, 2010 @ 4:14 pm
¡Que ganas de probarlo!he leido tu post de un tirón, vamos que me he quedado sin respiración.
Susana dijo,
julio 23, 2010 @ 9:45 am
¡Hola chicas! ¡Gracias por comentar!
El Hotel gana en persona, de verdad que es precioso y bien merece una escapada. ¿Y acaso no nos merecemos algún capricho? 😉
¡Buena semana!
MIGUEL NONAY dijo,
julio 26, 2010 @ 11:30 pm
Hola Susana¡¡
Me encanta poder ver el hotel por dentro, ya que hasta el momento, sólo lo he visto por el exterior.
El hotel es una maravilla, y el entorno de El Ciego, es espectacular.
Saludos¡¡
A Salto De Mata
MARIÍTA dijo,
julio 28, 2010 @ 12:53 pm
El hotel es precioso y tus fotos y el relato lo describen muy bien. Yo no soy muy de vino, así que quizás el pueblo no me atraiga demasiado, pero sólo por visitar este espectacular hotel merece la pena.
Gracias Susana por la información.
Susana dijo,
julio 30, 2010 @ 10:26 am
¡Hola a todos!
Miguel- Gracias por pasarte por aquí y por tu comentario. ¡Espero que vuelvas de vez en cuando! Yo sin duda seguiré tus viajes.
Mariíta- ¡Gracias a ti por volver por aquí y por tus palabras! Ya sabes que yo también te sigo.
¡Un beso y buena semana!