Primer día en… LISBOA
Si estuviera allí ahora, aprovecharía un día entero para pasear tranquilamente por los barrios más típicos de la ciudad, que son aquellos cercanos al río. En Baixa, a nivel de suelo, me situaría en la Plaza del Comercio y contemplaría el Tajo y el movimiento y la actividad del puerto. Hay que tener presente que hablamos de una ciudad en constante desnivel y disfrutar de ello, porque esto nos proporciona unas vistas inigualables. Por ello, posteriormente dirigiría mis pasos al Elevador de Santa Justa, literalmente un ascensor de hierro hacia el cielo, diseñado por un digno discípulo del maestro Eiffel.
Los sonidos del metal, mientras ascendemos lentamente, nos hacen pensar en los grandes descubridores, en aquellos personajes gracias a cuyo ingenio se lograron imposibles, como hablar a distancia, desplazarnos en unas horas de un continente a otro o acercarnos de alguna manera a la visión que tiene un pájaro mientras surca su territorio, el aire. Al llegar arriba, la refrescante brisa nos recibe y contemplamos la belleza de la ciudad, con la Plaza del Comercio enorme, los pequeños tejados rojos y al fondo, el río.
La cafetería A Brasileira, espacio de reunión en otras épocas más convulsas de literatos como el poeta Pessoa, antiguo café lleno de encanto, con muebles de madera y grandes espejos, donde unos ventiladores de largas aspas y una limonada imprescindible (limón y azúcar en estado puro, mmmm) nos reconfortarán del terriblemente húmedo calor de Lisboa.
Al salir del local, dejamos atrás la Plaza de Camoens y vamos en busca de Barrio Alto, donde el Mirador de Santa Lucía, en una agradable balaustrada entre jacarandas y azulejos pintados, vuelve a ofrecernos unas preciosas vistas de la ciudad, seguramente mis preferidas, con las del Castillo de San Jorge, que después visitaremos. Antes de abandonar esta zona, simplemente deciros que una vez en Lisboa hay que acudir a algún local donde escuchar fado y que este es uno de los barrios idóneos para ello. ¿Y qué eso del fado, os preguntaréis tal vez? Supongo que podría deciros simplificando que es un tipo de cante muy portugués, pero me quedaría corta, porque es un cante profundo, lento, que sale del alma, un lamento melancólico, que habla del mar, del amor, de la lejanía y la soledad…