La obra valiente de un muralista: Diego Rivera en México/The brave works of a mural painter: Diego Rivera in Mexico
Hace tiempo ya, empecé a interesarme por la figura de Frida Kahlo: mujer, artista y luchadora. Y a través de Frida conocí a Diego Rivera y me gustaron sus pinturas, de enérgicos colores y motivos indígenas…
Cuentan que Diego, que nació en Guanajuato, México, pintaba desde los tres años, llenando las paredes de dibujos. Por eso, cuando cumplió diez, le apuntaron a clases nocturnas en la Academia de San Carlos (prestigiosa escuela mexicana de arte), sin que abandonara su educación primaria de día. En 1902 empezó a trabajar por su cuenta y en 1907 zarpó hacia Europa, donde conoció España y París y visitó otros tantos países. Hizo amigos tan conocidos como Picasso, Gertrude Stein y Diaghilev y regresó a México en 1921. Comenzó entonces su trayectoria como gran muralista, iniciándose así la carrera de uno de los artistas más importantes de México. En el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria plasmó su primer trabajo mural, «La Creación», de temática muy distinta a la que le caracterizaría después. En efecto, la alegoría universal y las figuras idealizadas iniciales dieron paso a las preocupaciones mexicanas y a los motivos reales después. Ejemplo de esta nueva orientación es el mural del Palacio Nacional que veis a continuación. Dicen que Diego pintaba con soltura y velocidad y que trabajaba sin parar durante varios días, hasta tal punto que en ocasiones comía y dormía en el andamio.
Pero… volvamos al giro en la temática pictórica de Diego Rivera… ¿Os preguntáis a qué se debió? Parece ser que la mala situación de campesinos y grupos indígenas, que desencadenó la revolución contra la dictadura de Porfirio Díaz a partir de 1910 en México, tuvo una gran influencia posterior en las artes, la sociedad y específicamente en Diego Rivera. Así, tras la revolución, se produjo un renacimiento del arte indígena y se dio valor a la artesanía campesina y al arte precolombino. Al mismo tiempo, la mexicanidad se apoderó de la pintura de Diego Rivera y de sus murales. Con estos últimos, continuó cubriendo múltiples edificios públicos, considerándose entre los más relevantes los murales que realizó para la Secretaría de Educación Pública, pintados entre 1923 y 1928. En ellos, los protagonistas, según los expertos, son indígenas representados como valientes luchadores contra la opresión y a favor de sus derechos y libertades. Diego Rivera es además firmante del Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de 1922, en el que se establece lo siguiente: «aclamamos el arte monumental porque es de la propiedad pública» , porque es «belleza para todos», pues el objetivo es crear «belleza que incite a la lucha». He visto obras de Diego Rivera en el MOMA de Nueva York, como la que os muestro abajo, pero leo estas palabras y sospecho que estar en México ante sus obras de arte tiene que impresionar especialmente.
Y como os decía al principio, no podemos hablar de Frida Kahlo sin hacer referencia a Diego Rivera, ni a la inversa, pero esa ya es otra historia que, si me permitís, me reservo para otro post…
Segunda foto vía Victor Muruet en Flickr
chus dijo,
junio 30, 2012 @ 12:30 pm
A mi también me gusta mucho la pintura de Diego Rivera, tan colorista, tan reivindicativa, tan cercana, tan fácil de ver, con ese punto «naif», tan identificable. Estar delante de sus murales, como dices, debe ser toda una experiencia.
Bsss.
Begoña dijo,
junio 30, 2012 @ 3:08 pm
Que cuadros tan bonitos! Me gustan los colores tan vivos,como siempre descubriendo cosas contigo.